Al nacer somos una página en blanco, lienzo a pintar, libro a escribir, historia sin contar... Miles de comparaciones y metáforas se han utilizado para describir ese momento en el que potencialmente lo somos todo y realmente, por nosotros mismos, no podemos nada.
Yo voy a plantear una posibilidad más... nuestra vida comienza con una mesa color caoba vacía. El reto que tenemos ante nosotros es la construcción de un peculiar puzzle del que no conocemos la imagen y del que vamos recibiendo piezas de una en una, poco a poco, sin saber muy bien el número total, su orden, ni marcos que lo limiten.
¿Te gustan los puzzles? Entonces este pequeño texto te lo dedico a ti.
A medida que vamos viviendo, se va conformando nuestra personalidad, van apareciendo las primeras piezas. Cada situación de nuestra vida nos muestra un poco más de lo que somos, un poco más del milagro que se esconde tras nuestra piel. Cada pieza es única. Algunas son claras, otras confusas, tintadas de negro y tristeza o envueltas en momentos borrosos como tras una borrachera, llenas de luz, conflictivas, de diferentes formas y tamaños.
A veces insistimos en intentar encajar una pieza donde no corresponde (o debería decir “cuando” no corresponde), otras no nos damos cuenta que, para que esa pieza entre en nuestro puzzle, a lo mejor hace falta girarla, darle una nueva perspectiva. Hay momentos en los que son los demás los que ven antes que nosotros donde va esa pieza concreta, pero no se coloca hasta que nosotros no lo hagamos, ellos no pueden tocar nuestro puzzle.
Incluso,en ocasiones, tratamos de encajar piezas al revés porque no queremos volver a verlas... pero el tenerlas bocabajo sobre nuestra mesa lo único que consigue es que resalten sobre el resto consiguiendo un efecto contrario a la intención y haciendo que nos acordemos en muchos momentos de ellas.
Cada momento inolvidable es una de las piezas de este puzzle, del que no conocemos su imagen, pero del que nos han dado la garantía cuando lo compramos de que todo encaja.
La imagen final... ¿es nuestro destino?, no lo creo, pero si estoy seguro de que la imagen que se muestra es muy bella.
Muy probablemente nunca veamos el puzzle completo. Piénsalo, debe ser increíble tener esa sensación al final de tus días de que toda tu vida encaja, haber logrado encontrar el lugar de cada alegría y tristeza, dar sentido a las desgracias y disfrutar al máximo de cada momento feliz...y poder sentir que Tú y tu vida sois uno ¡y a pesar de todo mantener la sonrisa y una maravillosa paz!
Hasta entonces es necesario un poco de imaginación para comprender que se esconde tras las piezas de nuestro puzzle.
Sólo Dios nos ve como puzzles completos desde el primer instante en el que existimos y ante eso poco puede hacer salvo amarnos, amar a cada hombre porque cada uno de nosotros esconde una maravilla ¿o tal vez lo ve porque nos ama?.
Y es que es posible que sólo aquellos que nos aman sinceramente descubren las figuras que para nosotros quedan escondidas y se maravillan ante la belleza del conjunto, donde nuestras líneas imperfectas sumadas a nuestras virtudes nos hacen realmente seres únicos de este mundo. Cuantas veces habremos escuchado la frase: “pero, ¿qué verá en él?”... tal vez lo que ve es una pequeña parte de la imagen que realmente es ÉL.
No olvides sacar la pieza que te deja cada momento que vives y buscar donde encaja en tu puzzle... pues cada momento que vives te acerca a lo que realmente eres.
LEÓN CONFIADO
0 comentarios:
Publicar un comentario