domingo, 10 de noviembre de 2013

Una sesión con el psicólogo

Hoy, queridos lectores, para amenizar vuestra tarde de domingo, os traigo un vídeo extraído de una escena de una película que me recomendaron encarecidamente. Pero que no cunda el pánico. Sé que la última vez que publiqué una reflexión sobre cine me llovieron críticas de todo tipo, sin embargo el objetivo de esta entrada no es reavivar aquella polémica. Simplemente quiero que disfrutéis de este monólogo como yo lo hice en mi día.

Os daré algunos datos sobre la película, para que no veáis el vídeo sin información previa. Cuenta la historia de Will, un joven carismático y rebelde, cuya vida está fuertemente marcada por la pérdida de sus padres, y por haber sufrido una infancia dura en diversos hogares de acogida, donde en ocasiones fue maltratado. Propenso a meterse en problemas, Will ha tenido varios encuentros con la justicia, desencadenados, en la mayor parte de las ocasiones, por actos vandálicos que planea con su grupo de amigos. Sin embargo, Will posee una mente prodigiosa, y su gran refugio son los libros, gracias a los cuales ha adquirido un conocimiento impensable para un chaval que trabaja como empleado de la limpieza en la universidad.

La vida de Will da un giro inesperado cuando, a través de un profesor de matemáticas que se ha fijado en él y pretende explotar su insólito potencial, conoce a Sean, un psicólogo. Con la voz de la experiencia, él intentará abrirle los ojos para que abandone su actitud, para que sea capaz de expresar sus sentimientos abiertamente y, en definitiva, para que se dé cuenta de lo que realmente es importante en la vida. 

Por ahí van los tiros…espero que os guste.


Así que, recordad: en nuestras vidas somos nosotros los que definimos nuestra personalidad; somos nosotros los que debemos formar nuestras propias ideas e iniciativas de acuerdo a lo que nos dicte nuestro corazón. Como diría Robin Williams, somos nosotros los que movemos ficha.

RATÓN COMPROMETIDO

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