miércoles, 27 de febrero de 2013

La Décima Musa

Las musas (en griego, μοῦσαι mousai) eran, según los escritores más antiguos, las diosas inspiradoras de la música y, según las nociones más modernas, divinidades encargadas de la poesía, las artes y las ciencias. El número varía, pero la tradición habla de nueve. Su origen está relacionado con los ríos y las fuentes y la versión más popular, formulada por Hesíodo, es que fueron engendradas por Zeus, rey del Olimpo y Mnemósine, diosa de la memoria, en nueve noches seguidas.

Las musas representan el mito de la inspiración. Se dice que bajan a la Tierra y buscan a los hombres cuya inspiración han de alimentar y que al oír sus voces las toman como ideas y pensamientos propios, de los que ellos mismos son a veces los primeros en sorprenderse. Otra de sus cualidades era su poder profético porque tenían una relación estrecha con Apolo, el dios profético de Delfos. Y por supuesto, se las consideraba virginales (aunque según qué fuentes, pueden encontrarse descendientes de algunas de ellas).

¿Quién no quedaría cautivado ante tal despliegue de medios? De ahí que fueran invocadas con sincera devoción por poetas para que les otorgasen el don del canto y la elegancia en la recitación.

No me voy a detener en describir a cada una de estas divinidades, cuyo culto se extiende hasta la Ilustración y pervive en nuestros museos actuales (museo: originalmente “lugar de culto a las musas” para referirse a un lugar destinado a la exhibición pública de conocimiento), pero si tenéis curiosidad os adjunto un link: http://sobreleyendas.com/2008/09/04/las-nueve-musas-el-mito-de-la-inspiracion/. Cada una tiene sus cualidades, cada una es perfecta a su manera y las desearemos por ser una meta inalcanzable.

Buscamos a esa musa para desarrollar nuestro talento, para que nos dé un empujoncito hacia la dirección adecuada. Puede que ya hayamos encontrado a nuestra musa perfecta y que recurramos a ella. Pero yo creo que existe otra musa que supera a todas las demás: la musa imperfecta.

Es aquella que precisamente, gracias a sus defectos, a sus imperfecciones, nos inspira tanto o más que las otras. Es aquella que no hace falta invocar ni atraer con ningún ritual o frase propiciatoria, porque está ahí, incluso cuando no podemos verla. Es el encanto de sus taras, sus rarezas, la que la hace singular y sobresaliente. ¿No es precisamente por esto mucho más valiosa?

Puede que incluso no nos hayamos dado cuenta si quiera que existe, pero creedme, está ahí y cuando la encontréis no dudareis de que es ella. No busquéis arquetipos. Es más, no busquéis. Puede que cambie de aspecto, pero será el mismo sentimiento. Es una musa por la que merece la pena esperar, no os apresuréis.
Tanto si tenéis una musa (perfecta o imperfecta), como si no tenéis ninguna, puede que está canción os “inspire” y os ayude a comprender de lo que estoy hablando (y sentirme, brevemente, una de ellas):


Esta entrada va dedicada a mi décima musa, ya que ha sido ella mi inspiradora, aunque la canción fue el empujoncito que necesitaba pues es perfecta.

PANTERA EXPECTANTE




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