lunes, 22 de abril de 2013

Historias de un abuelo

Rondando por mi cabeza me encontré con una idea que espero quede bien plasmada en esta historia… No os preocupéis, aún no he conseguido solucionar el hambre en el mundo, pero me queda poco.

“Henry, hay algo que me gustaría decirte, por lo que más quieras, es algo que me hubiese encantado que me hubieran dicho hace años. Has sido un consultor durante un tiempo y has tenido que lidiar con grandes cantidades de información de alto secreto. Pero estás a punto de recibir unas cuantas acreditaciones, a lo mejor quince e incluso veinte, que son aún superiores al alto secreto.

He tenido unas cuantas de esas yo mismo, y además he conocido otra gente que las acaba de recibir, y creo que tengo una idea clara de los efectos que produce recibir una de estas acreditaciones en una persona como tú, que antes ni siquiera sabía que había niveles superiores al alto secreto.

Primero te sentirás entusiasmado con esta nueva información, sentirás un gran alivio dentro por tenerla de repente, toda a tu disposición. Pero después, casi igual de rápido, te sentirás como un tonto por haber estudiado, escrito, hablado de esos temas, criticado y analizado durante años decisiones tomadas por presidentes sin saber de la existencia de esta información, y que han influido en sus decisiones de formas que no podías imaginar. Particularmente, te sentirás idiota por haber trabajado codo con codo más de una década con algunos oficiales y consultores que sí que tenían acceso a toda esta información que no sabías ni que existía, ni que tenían, y te sorprenderá lo bien que han sabido llevar el secreto.

Te sentirás como un bobo pero durará alrededor de dos semanas. Entonces, después de haber empezado a leer todo este flujo de inteligencia diaria y haberte acostumbrado a utilizar todo lo que guardan verdaderas bibliotecas de información escondida, que está mucho mejor guardada que la mera información de alto secreto, te olvidarás de que hubo un tiempo en que no disponías de ella, y sólo te darás cuenta del hecho de que tú la tienes ahora y otros no… y de que toda esa otra gente no son más que pobres ignorantes.

Después de un poco más de tiempo—no demasiado, pero a razón de dos o tres semanas—eventualmente te darás cuenta de las limitaciones de esa información. Hay bastantes cosas que no se te dice, muchas veces es imprecisa, y puede llevarte a confusión incluso más que uno de esos periodicuchos que hay ahora. Pero eso lleva tiempo aprenderlo.

Durante todo este tiempo te será muy difícil aprender algo de cualquiera que no tenga este acceso de seguridad. Porque mientras hablan pensarás: ‘¿Qué me estaría diciendo este hombre si supiese lo que se yo?¿Me daría el mismo consejo o cambiaría totalmente sus predicciones y recomendaciones?’ Y ese esfuerzo mental será tan tortuoso que después de un rato te darás por vencido y simplemente dejarás de escuchar. He visto esto con superiores, colegas… e incluso conmigo mismo.

Solamente te involucrarás con una persona que no tenga acceso a toda esa información para tratar de hacerle creer algo y manipular la impresión con la que quieres que se marche, ya que tienes que mentirle cuidadosamente sobre aquello que sabes. Te rendirás desde el punto de vista de lo que tiene que decir y aportar.

Te convertirás en una especie de pelele incapaz de aprender de la mayoría de gente del planeta, sin importar la experiencia que atesoren en sus respectivos campos, que seguro es mucho mayor que la tuya…”

Supongo que todos apreciareis que esto trasciende el mero campo militar y va a parar en todo experto ya sea en un campo científico, como en un campo de la vida misma.

Hay lecciones sobre mantener la humildad a pesar de tener acceso a mejores recursos. Hay lecciones sobre como adaptarse al trabajo en el reino de lo desconocido. Y puede que sobre todas ellas hay lecciones sobre como seguir aprendiendo de aquellos que nos rodean, incluso cuando pueden parecer inocentes al no poseer todo el conocimiento que tú sí tienes.

Dentro de nuestro día a día hay un buen ejemplo. Cuando jugamos a un juego de mesa con los niños, la mayoría atenuamos nuestros talentos un poco. Antes de jugar a ganar, jugamos de cara a una experiencia, y de esta forma conseguimos ver el mundo, por unos instantes, a través de sus ojos.

LEOPARDO FRÍO

0 comentarios:

Publicar un comentario