miércoles, 26 de febrero de 2014

Entre bastidores

Todavía recuerdo aquella sensación. La verdad es que no creo que pueda olvidarla… Es difícil de describir, aunque lo intentaré: se trataba de una extraña mezcla de calma, serenidad y seguridad, con una cierta dosis de nerviosismo y alguna que otra hormiga en el estómago.

Siempre que me sentía así, y como no podía ser de otra manera, estaba en un gran espacio abierto, a oscuras, esperando. El suelo solía ser de madera y, a pesar de la ausencia de luz, podía distinguir en la penumbra a mis pocos compañeros. Yo solía aguardar de pie, aunque algunos preferían sentarse o dar un pequeño paseo. En cualquier caso, casi nadie hablaba. Nos rodeaba un agradable silencio que solo se rompía cuando alguien susurraba una palabra de ánimo a otra persona, normalmente acompañada por una ligera palmada en la espalda.

En aquellos maravillosos instantes, solía pensar que estábamos a punto de comernos el mundo, y sonreía mientras repasaba en mi cabeza el guion que teníamos que seguir. Sin embargo, aquella situación nunca se alargaba demasiado…y tras recibir una señal por megafonía, nos preparábamos para el momento en el que el telón subía y los focos se encendían. Entonces, comenzaba la función.

Como habréis podido comprobar, recuerdo con especial cariño el breve periodo de mi vida en el que me dediqué al teatro en mis ratos libres. La verdad es que me gustaba meterme en la piel de los personajes; aprender a pensar como se suponía que tenían que pensar ellos, y mostrar sus sentimientos a través de mis acciones. Por ejemplo, en mi primer papel, fui un cazador de zapatos. Sí, ya sé que suena ridículo, pero fue divertido. Básicamente, escondía mi calzado entre el público y luego correteaba por toda la sala alardeando de la presa que había capturado. Disfrutaba mucho con todo aquello.

Sin embargo, nunca pensé en dedicarme profesionalmente al teatro. Entrecerré aquella puerta, dejando únicamente un pequeño resquicio abierto para el futuro. Ahora me encuentro rodeado de apuntes con ecuaciones y enrevesadas explicaciones de fenómenos físicos, aunque no me arrepiento para nada de mi decisión. Y bueno, en estos últimos años he hecho algún que otro pinito en aquel mundillo que dejé atrás, aunque bien es cierto que no tantos como me hubiera gustado.  

La cuestión es que creo que es un tanto difícil encontrar algo en la vida que realmente te llene. Puede que fuera mi caso con el teatro, aunque tal vez nunca llegue a saberlo. Lo que quería transmitir con esta entrada es justamente eso: si sentís que habéis encontrado vuestra vocación, algo que se os da bien y con lo que disfrutáis al máximo, no lo dejéis de lado. Haced todo lo posible por superar las dificultades que aparezcan en vuestro camino si creéis que habéis encontrado aquello a lo que debéis dedicaros, o luego lo recordaréis con nostalgia.

RATÓN COMPROMETIDO

domingo, 23 de febrero de 2014

El lado oscuro de la fuerza

Justo acababa de terminar de escribir la entrada que iba a ser para hoy y tras dar unas vueltas por Internet, oh sorpresa o dolor, me encuentro con que los manifestantes de Kiev han "ganado" su guerra. Ayer por la mañana, el presidente huyó de la ciudad y no había ni un solo policía. De esta manera, regaló la ciudad a los manifestantes, la gente pudo pasearse por el parlamento como si fuera su casa y los niños volvieron a salir a la calle tras una semana donde se han cobrado 86 muertos en una sola plaza.

Yo, por supuesto, como la mayoría, no tengo forma de conseguir información fiable de ningún lado, pero si queréis información en español al pie de la plaza, he encontrado esta paginilla donde os podéis enterar mejor de lo que ha pasado en los últimos días en Ucrania, que me parece bastante interesante:

http://www.principiamarsupia.com/2014/02/21/claves-para-comprender-lo-que-ha-ocurrido-en-ucrania/

Parlamento tomado por los manifestantes

Quién sabe que pasará ahora allí...

Estas cosas me enfadan, ¿sabeis? Porque a mi, tanto mis padres como en el colegio, me educaron con unas palabras que tengo grabadas en la cabeza: "con la violencia no se consigue nada". Y la verdad es que me entristece, porque me gustaría mucho que fuese verdad. Hasta hace nada consideraba que con las guerras no se conseguía nada bueno, y uno ya no sabe qué pensar...

miércoles, 19 de febrero de 2014

La historia de las cosas

He de confesar, esta entrada estaba preparada para la época navideña, pues era entonces el culmen del consumismo desenfrenado. A pesar del parón por exámenes (quienes han tenido la mala suerte de sufrirlos) no veo desacertado publicarla y arrojar así un poco de luz sobre la historia de las “cosas” que nos rodean y con las que interactuamos día a día: desde dónde vienen hasta dónde van y; por qué no, remover un poco la conciencia.

Para la comodidad de los lectores, será a partir de un vídeo. Su autora, la estadounidense Annie Leonard, no sólo expone una visión crítica sobre la sociedad consumista sino las diferentes conexiones que se producen en el sistema de la economía de materiales (extracción, producción, distribución, consumo y residuos).

Y para no robarle más protagonismo a Annie, dejaré que os lo explique ella misma:


Este documental fue publicado en 2007 y en los cinco años desde que “La historia de las cosas” fue puesto en libertad, ha sido visto más de 30 millones de veces en todo el mundo. Annie no se quedó ahí, y en 2008 fundó “La Historia de las Cosas Proyectos” (The story of stuff Projects). 

A partir de ahí se crearon una serie de nuevas películas en línea: La historia del agua embotellada, La historia de los cosméticos y La historia de la electrónica, entre otras. Este proyecto cuenta además con campañas, podcasts y un blog, a los que yo no dudé de echar un vistazo.


La página está en inglés, pero la mayoría de los vídeos se pueden encontrar subtitulados al español en Youtube.

¡Felices compras!


PANTERA EXPECTANTE

domingo, 16 de febrero de 2014

El golpe más duro (Parte 1)

Se estaba acabando el dia. Un día feliz. Un día normal como muchos de mi vida. Nunca me imaginé que en un segundo, con una llamada, ese día cambiaría mi vida. Mi padre entró en la habitación y me contó la mala noticia, "la muerte de un familiar". En ese momento sentí la sensación más extraña de mi vida; mi cabeza se puso en blanco y mi cuerpo se enfrió. Me quedé bloqueado durante varios minutos, pero no podía quedarme ahí parado, teníamos que ir al pueblo. Me levanté de la silla y fui a ver a mi madre. Me la encontré en la cocina, con el móvil en la mano, nerviosa y sobre todo destrozada. Yo lo que hice fue abrazarla sin decir nada.

Nos pusimos rumbo al pueblo. Empecé a ser consciente de la situación, pero mi cuerpo seguía frío. Cada momento que pasaba era una punzada en el corazón. Esto no podía estar pasando, me negaba a que pasara.
Llegamos los primeros al tanatorio. La espera se hacía eterna, pero a la vez no quería que llegara el momento. Por fin llegó el primer coche, de pasajero venía mi tío-abuelo, "el marido". Cuando le vi salir del coche, ayudado, se me derrumbó el alma. Ver a una persona tan fuerte triste, ida y sobre todo envejecida...

Todo era pena: casi todo el mundo llorando; mis tíos, mis primos, hasta mi hermano. En el momento que yo peor lo estaba pasando llegó mi hermano, me abrazó y me dijo: "Se fuerte, eres muy grande, nos has traído hasta aquí". Me serené, cogí fuerza y entré en la sala donde estaba el ataúd. Ahí estaba su cuerpo sin vida, sin alma. Esa imagen en mis ojos se me quedó grabada y sigue en mi mente como si estuviera delante de mí. Nada más verla se me enfrió todavía más el cuerpo y tuve que salir al instante. No podía creerlo, era real, nos estaba pasando a nosotros, le había pasado a ella. Por fin me fui a dormir, poniendo mi mente en blanco pero preparándome para el día siguiente.

Yo siempre veo el lado positivo de las cosas, aunque sea pequeño. Me di cuenta de que es realmente importante decir un simple "Te quiero" a nuestros seres queridos. Muchas veces nuestro orgullo, pensar que ya lo sabe la otra persona, nos hace no decir dos palabras realmente sencillas. Muchas veces cuando nos enfadamos con personas queridas sabemos que tarde o temprano las perdonaremos pero cuando alguien muere no le podemos perdonar. Ese es el peor castigo que se puede tener.

Por eso yo os digo: perdonad y decid "Te quiero" aunque ya lo sepan.

LOBO AFABLE