miércoles, 27 de febrero de 2013

La Décima Musa

Las musas (en griego, μοῦσαι mousai) eran, según los escritores más antiguos, las diosas inspiradoras de la música y, según las nociones más modernas, divinidades encargadas de la poesía, las artes y las ciencias. El número varía, pero la tradición habla de nueve. Su origen está relacionado con los ríos y las fuentes y la versión más popular, formulada por Hesíodo, es que fueron engendradas por Zeus, rey del Olimpo y Mnemósine, diosa de la memoria, en nueve noches seguidas.

Las musas representan el mito de la inspiración. Se dice que bajan a la Tierra y buscan a los hombres cuya inspiración han de alimentar y que al oír sus voces las toman como ideas y pensamientos propios, de los que ellos mismos son a veces los primeros en sorprenderse. Otra de sus cualidades era su poder profético porque tenían una relación estrecha con Apolo, el dios profético de Delfos. Y por supuesto, se las consideraba virginales (aunque según qué fuentes, pueden encontrarse descendientes de algunas de ellas).

¿Quién no quedaría cautivado ante tal despliegue de medios? De ahí que fueran invocadas con sincera devoción por poetas para que les otorgasen el don del canto y la elegancia en la recitación.

domingo, 24 de febrero de 2013

S = 2f

... O en otras palabras, salud igual a felicidad y fé. Y para analizar esta conclusión, os dejo el siguiente texto:

"En la década de 1950, un hombre al que en literatura médica se conoce como "Mr. Wright" se moría de cáncer en los ganglios linfáticos. Postrado en la cama, con tumores del tamaño de una naranja repartidos por el cuerpo, apenas podía respirar, y sus médicos le dijeron que no tenía esperanzas de recuperación. Sin embargo, Mr. Wright había oído hablar de un nuevo medicamento llamado Krebiozen y rogó a sus médicos que lo intentaran. Éstos, aunque dudaban de su eficacia, accedieron. Animado por la creencia de que estaba curado, a los tres días Mr. Wrigth paseaba por el hospital, bromeando con las enfermeras, mientras los tumores se reducían a la mitad de su anterior tamaño. Diez días después, le dieron el alta.

jueves, 21 de febrero de 2013

El laberinto

Hace algún tiempo leí un libro que me hizo replantearme algunos de los aspectos de mi vida; de hecho su contenido sigue siendo, todavía a día de hoy, el objeto de muchas de mis reflexiones. 

Tal vez lo conozcáis, se trata de "Quién se ha llevado mi queso", de Spencer Johnson: un relato que os recomiendo encarecidamente. De hecho, os aseguro que os ayudará a adoptar la actitud adecuada ante el conjunto de dilemas y visicitudes a los que nos enfrentamos constantemente, así como a afrontar el cambio adecuadamente.

Lo cito en esta entrada porque, mientras buscaba la inspiración necesaria para escribir en este blog, me encontré con un pequeño cuaderno olvidado en el que solía inmortalizar mis citas preferidas. Curiosamente, una de esas anotaciones era un pequeño texto que aparecía, a modo de introducción, en la primera página de "Quién se ha llevado mi queso".

Sin duda, en él se plasma la esencia del libro, y me parece más que apropiado adjuntarlo a continuación para que vosotros, al igual que hice yo cuando lo leí por primera vez, dediquéis un par de minutos a reflexionar sobre su contenido. No tiene desperdicio :